martes, 10 de marzo de 2009

Un tropezón no es caída (excepto para nosotros)

La siguiente secuencia de hechos bochornosos me sucedió hace un tiempo por la zona oeste en una de mis tantas salidas nocturnas. Como todos los sábados salí con algunos amigos a reproducir una de las tantas noches de mucha cerveza y pocas mujeres: la típica “noche de excesos”. Una vez llegados al lugar de destino empezamos nuestra prodigiosa caravana por diferentes bares tomando cervezas, hablando de la vida y temas diversos. Pasado el rato y algunos bares, mis amigos y yo llegamos al bar de siempre, un sucutrucho medio alejado de la civilización lleno de personajes raros y seudorockeros, donde el índigo (quien escribe) se mueve como pez en el agua y se hace la estrella de rock hablando con diversos artistas de la escena local. Hasta aquí todo transcurría sin el más mínimo peligro de hacer un gran bochorno público, más que mis caídas habituales o volcadas de cerveza. Ya pasada la noche y con unas cuantas cervezas, lo que aumenta mi indiguez al cuadrado (Indigo x z cervezas = Indigoz, donde z representa la cantidad de cervezas), y sin ninguna mujer en nuestro horizonte cercano, mis amigos y yo nos prestábamos despedirnos de la noche cuando cerca de la puerta nos paran dos chicas y una de ellas le dice a un amigo: “mi amiga está con vos”. Nosotros incrédulos de que se dirija a nosotros ya que eso nunca nos había pasado, junto con que el índigo siempre tarda 3 años luz en darse cuenta de que una mina lo esta fichando, no le dimos mucha importancia y nos fuimos del bar.

Una vez afuera y cuasilistos para irnos a vuestras casas, usando el trasporte público (el índigo no tiene auto y si tiene no sabe manejar) cuya parada se ubica en la misma esquina del bar, observo que estas dos muchachas salen para afuera y por motivos que no recuerdo, en vez de tomar el bondi nos quedamos en la puerta hablando con ellas. Yo, índigo y medio picado, (picado = semi ebrio) vislumbre la posibilidad lejana de poder tener algo con la amiga de la muchacha que andaba detrás de mi amigo ya que estudiaba lo mismo que yo, generando un motivo de charla que aproveché eficazmente (aunque siempre la termino arruinando y esta vez no iba a ser la excepción). Entre tanta charla inteligentemente dije: “entremos y sigamos esta charla adentro tomando cerveza” a lo que las muchachas y mis amigos aceptaron. La cuestión siguió dentro del lugar tomando mucha cerveza, en su mayoría tomada por mí y mi “colega” de carrera, que cuando le pregunte el nombre contesto “cepxy” (cecilia + sexy= cepxy o algo parecido) lo que aumento el erotismo de la charla llevándola a que yo terminara por realizar mis “cabezazos” (una de las tantas formas índigas de definir el beso de un índigo a una chica) con resultado positivo para el índigo, es decir, no le corrieron la boca. Yo ya me sentía todo un winner como un árabe con su harén de mujeres. Estando con una cantidad de cervezas ya importante lo siguiente que recuerdo, y es aquí donde empieza aflorar el índigo con todo su esplendor (ya era hora! venia saliendo todo muy redondo), es estar afuera del bar y parece que mis manos estaban inquietas ya que la mina me tira: “para de tocarme el culo” .

A partir de aquí empiezo a mandarme cagada tras cagada hasta límites casi inimaginables. Después de este “incidente”, producto de mis manos juguetonas se aparece un amigo dando un ultimátum de que se iban a la mierda debido a que ya hacia rato había salido el sol. Me acerque a la puerta del bar con mi “dama” y creyendo que ya la puerta estaba cerrada estire la mano para apoyarme en una sexy pose a lo Facha Martelli. Lo que sucedió es que no estaba cerrada la puerta y me desplome culo para arriba en el piso quedando como el boludo de la semana. Rápidamente, me reincorporé creyendo que podía recuperar algo de la sensualidad perdida en la caída y di dos pasos, cuando volví a tropezar teniendo la desgracia de que aterricé encima de cepxy, la cual quedó toda manchada y viva de pedo. Para ese momento, ya no era el boludo de la semana sino el boludo del año y se escuchaban gritos de la gente como: “eso es amor!!”. La niña fue a comprarse unos pañuelitos para limpiarse, justo cuando pasaba el colectivo que me dejaba en casa y debido a las puteadas de mis amigos de que se iban a la mierda más la poca conciencia que tenia en aquel momento me subí al colectivo sin respetar una sola regla de caballerosidad y por supuesto, sin la mínima posibilidad de volverla a ver. Tiempo mas tarde, conseguí su email pero nunca me quiso hablar, ¿PORQUE SERA?

1 comentario:

Anónimo dijo...

No es Facha Martel? Pusistes Facha Martelli, eso es un barrio muejejeje